Este trabajo es ficticio. Cualquier parecido con la realidad es mero cinismo.
Recientemente, el Presidente ha tomado una decisión que trascendió a lo largo del país, pues no fue una de aquellas que solo competen a un estado, o a un gremio en específico con el que poca gente se relaciona directamente, e importa solo de vez en cuando.
Para comunicar esta decisión, asignó a su secretario favorito para contactar a los diferentes medios de comunicación de toda la nación, los cuales estarían atentamente invitados al Palacio Nacional para atestiguar en carne propia este mensaje. Además de brindar seriedad al asunto, fue una estrategia de tregua que la oficina del Presidente recomendó al ejecutivo. Sorpresivamente, el ejecutivo aceptó, pues consideró que para la transmisión de este mensaje necesitaría tener a los medios de su lado, tarea difícil desde su pelea con ellos originada por el famoso fraude electoral mexicano del 2006, donde el imperio yanqui y los dueños del país mexicano realizaron lo correspondiente para impedir que el izquierdista postrara sus nalgas en la deseada silla del águila.
Aun con las intenciones claras, los medios de comunicación dudaron de la verosimilitud del evento, pues se trataba de un hombre absolutista que demeritaba los esfuerzos informáticos ajenos a los que apoyaban su causa. Esfuerzos que, incluso, habían costado la vida de periodistas; periodistas inocentes que solo hacían su trabajo informando a la ciudadanía todo aquello que anduviera chueco, en la connotación de la rectitud ética y moral. Como es de saberse, cualquier persona puede incurrir en esta desviación, y si aquella persona ostenta un cargo público es prioritario comunicarlo. Este axioma fue el que empujó la balanza de los medios y todos decidieron asistir a la convocatoria.
A pesar de que la misiva claramente mencionaba la invitación al Palacio Nacional, las personas de los medios fueron guiadas a la explanada del Zócalo capitalino, donde un solo micrófono yacía en medio de un mar de sillas rojas cocacoleras, las cuales se desplegaban a lo largo y ancho del espacio, calientes por la hojalata bañada bajo el sol.
—¿Pues qué este hombre no se avienta sus mañaneras? —preguntó una camarógrafa que usaba su arma como sombrilla.
—Lo único bueno de este güey y hasta en eso ya la anda cagando —respondió un reportero regiomontano, del que dudamos si está enojado o así habla.
Poco a poco se ocuparon las sillas, hasta llenar la totalidad del hojalaterío. A las personas que no alcanzaron lugar les dijeron que "a'i en la bardita" podían sentarse, "al cabo es un ratito nomás".
Al poco tiempo, el Presidente salió por el balcón del Palacio Nacional, con un lánguido levantamiento de mano en un intento por saludar. Quizá la sobriedad se debía a que no se escuchó ni un susurro loable hacia él, pues la gente de los medios se disgustaba al tener que trabajar cualquier situación cercana al mandatario, siendo la más reciente el infierno terrenal en el que se encontraban.
Este silencio permitió que el Presidente pudiera comenzar con su discurso rápidamente.
-Mexicanos................ mexicanas.
Como bien sabemos, los gobiernos anteriores.................. despóticos... tiranos... dictadores... neoliberales..................... se han encargado de perjudicar al pueblo, robándole todo lo que es... y lo que ha sido.............. pero no..... ya... eso no.
La lentitud en el habla del mandatario era muy bien conocida, por lo que nadie desesperó ante el ritmo de las palabras.
—En varias ocasiones —continuó—, he mencionado que lo que el pueblo quiere es lo que pide...... pero no siempre lo que pide es lo que quiere.... porque.... unos.... los que estaban aquí antes..... esos eran los que pedían.... pero ellos sí pedían lo que querían.... poder................................ eh.................. aunque sabían que no lo pedían tan descaradamente, porque lo escondían con métodos antidemocráticos..... sabían que la gente se los daría..... porque esa gente..... cucarachera.... a pro ve cha da.... que le quita el pan al hambriento...... solo sabe hacer eso..... quitar.
Ya no.... como les decía..... ya no. Este gobierno no se aprovechará de nadie, sino que utilizará todo eso que se robaron... para........ regresárselo al pueblo. Y en este intento por regresarle al pueblo lo robado, me he dado cuenta del trauma.... de los estragos.... el disturbio en los ojos de las mujeres.... los niños.... los campesinos.... a los que les quitaron todo.
Por ello, he decidido crear una nueva secretaría..... una que le siga quitando al pueblo.... pero que ahora le quite esos traumas.... que se los robe.
La Secretaría de los Recuerdos Olvidados comenzará sus funciones a partir del día de mañana.... y se instalarán oficinas en cada estado de la república. Ya es tiempo de que olvidemos..... las cosas.... que no..... nos sirven... para nada...... aquello que impide.... el bienestar. Al frente de ella..... y al mismo tiempo al frente del pueblo.............. estaré....... yo..... para salvaguardar este.... programa.... de las garras.... absolutistas.... de los ajenos.... al partido y a sus... intenciones.
Ustedes.... los medios........ se encargarán de transmitir aquellas cosas que se irán olvidando....... y............ sepan..... que..................... yo....... velaré.... por el bienestar del pueblo..... me canso ganso.
El silencio del Presidente permitió a la audiencia digerir el mensaje, y, a manera que este transitaba por las tripas de la conciencia, la fila frente al micrófono comenzó a estirarse. Había toda clase de dudas: ¿qué tipo de eventos serían los que olvidaríamos? ¿El hecho de que los olvidemos significa que no pasaron? ¿Todas las personas olvidaremos lo que el Presidente diga? ¿Tiene el Presidente alguien que le aconseje qué olvidaremos? ¿Se nos olvidará lo que olvidamos o tendremos consciencia de ello?
—Esos detalles.... no...... los revelaremos —sentenció el mandatario—. Los agentes del neoliberalismo podrían interferir con el movimiento que... hoy.... representa más que a una sociedad..... olvidada..... ultrajada................ violada. Ustedes....... sabrán qué hacer..... cuando toque hacer lo correcto.... que es lo que hay que hacer...... siempre.
Esperando un nuevo momento para cuestionar al Presidente, las agentes de los medios se vieron timados cuando, sin decir una palabra más, él dio media vuelta y regresó a su Palacio.
En todos lados se hablaba de lo recién acontecido, y comenzaban las especulaciones al respecto: "es una artimaña para continuar en el poder"; "ya no saben qué hacer"; "mañana se le va a olvidar al presidente"; y tantas otras cosas que es mejor no comentar.
Algunas personas comenzaron a escribir aquello que querían recordar para poder restregarle en la cara al mandatario su fracaso incluso en condiciones amnésicas; otras escribieron por el simple hecho de aferrarse a aquello que había marcado sus vidas en cierto momento. Pero, ¿cómo podemos saber lo que vamos a olvidar? Y aun olvidándolo todo, ¿tendríamos esa consciencia?
Quizá los motivos del Presidente sinceramente apuntaban a una mejora de la sociedad mexicana, porque bien dicen que olvidar es perdonar. Puede ser esta la manera del gobierno de pagar las cuentas anteriores y comenzar con una nueva. Ya lo veremos en el primer comunicado.
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