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Ya sé en qué estás pensando.
Esta famosísima frase me ha intrigado mucho por largo tiempo ya. Especialmente porque me preguntaba quién dedujo que un cangrejo era inmortal y por qué llegó a esa conclusión.
Me encontré con 2 motivos: el primero viene de la mitología griega al encontrarnos con Zeus y un cangrejo, quien le informó al dios que caminar de lado tiene la grandísima ventaja de engañar al tiempo; el segundo lo encontramos en la obra Hamlet (sí, la del Memo), donde se argumenta que el cangrejo camina hacia atrás y, por ende, va en sentido contrario al tiempo.
No dudo que haya más motivos, concebidos quizá en la peda después de unas cuantas banqueteras (o con eso de la legalización ya no sabe uno que pensar. Dios se apiade de nuestras almas). Lo importante es que tenemos una frase que, aunque suena a chiste, transmite una de las búsquedas más laberínticas de la humanidad.
Como bien dicen que lo que se busca se encuentra, algunas maneras que se han encontrado para compartir la cualidad de inmortal con nuestro crustáceo amigo son: la fama, sentido de pertenencia, religión, reencarnación, historias, leyendas, mitos, universos paralelos (infinitos universos=somos seres infinitos), y varios otros que te pido me compartas en la sección de comentarios después de enviarme una caguamita por Correos de México, la cual recibiría solo si fuera inmortal.
Al ver que no son escasas las maneras de conseguir la inmortalidad, no es raro que surja la curiosidad y preguntarnos por qué tanta insistencia en ser inmortales. Aunque no conocemos a nadie que sea inmortal, hemos visto, leído, o escuchado acerca de seres (no humanos) que lo son. Lo más irónico es que, en dichas historias, esos seres envidian a la humanidad precisamente porque somos mortales. Un ejemplo que se me ocurre es el papucho de Brad Pitt en Troya, y no sé si es el hermoso hombre que tiene un grandioso… punto, o es que realmente tenemos la fortuna de terminar nuestra vida en esta tierra. Siendo así lo que viene siendo lo que es, ¿por qué tenemos tanto miedo a la muerte?
Considero que uno de los motivos principales es el hecho de que no sabemos qué sigue después de morir. Por más que me encantara decirte qué pasa cuando nos morimos, la verdad es que no sé. Nunca he muerto, al menos no que yo sepa. Tampoco conozco a alguien que haya muerto y me pueda decir qué hay después de eso. Gracias a esto, me he dado por vencido en cuanto a saber qué sigue; simplemente es inútil.
Por otra parte, creo que algo más útil sería comprender el significado de la muerte, pues la encontramos en la totalidad de nuestra existencia: objetos, seres vivos, ideas, sentimientos, actividades, rituales, lo que sea, y es que todo lo que inicia termina. Considerando este ciclo, podríamos alegrarnos, pues sabemos que algún día todas las cosas “malas” ya no estarán aquí; y también podríamos entristecernos de que las cosas “buenas” algún día dejarán de existir.
Otro motivo que considero principal es que no comprendemos realmente qué hacemos aquí, en la vida. A ciencia cierta, no hay un propósito predeterminado por el que alguien exista (como esas historias en las que alguien es la “elegida” para cumplir alguna profecía). A veces buscamos durante mucho tiempo quiénes somos y qué vamos a hacer con nuestra vida, atravesando un proceso durísimo de saber cómo podemos sentir esa autorrealización que tanto nos satisface. Al no encontrar esa identidad o propósito, pudiéramos sentir que no somos nada, que nuestra existencia es lo más trivial que le ha pasado al planeta, naciendo así un sentimiento de rechazo a la muerte por no querer aceptar esa realidad. Necesitamos más tiempo para ser y hacer; necesitamos todo el tiempo del mundo; necesitamos no morir.
Es aquí precisamente donde volvemos a encontrarnos con la inmortalidad, y, con esperanzas, podemos comprender un pequeño significado que esto conlleva, pues el concepto del infinito no lo entendemos. (Baia baia, qué raro que queramos ser algo que no entendemos. A todo le ponemos un inicio y un fin.) Asumiendo que dispongo de todo el tiempo que quiera, ¿qué motivos tendría para hacer las cosas que quiero hacer? ¿Por qué quisiera desarrollar mi persona? Y es que, al no tener un final, no se tiene un inicio. Si no lo hago hoy, lo puedo hacer mañana; y si no lo soy en 10 años, lo puedo ser en 80, no hay problema.
Desde cierto punto de vista, esto podría considerarse como un pozo sin fin, pues ciertamente ayuda tener la presión de que se nos está acabando la vida para lograr nuestros propósitos. (Igualito que cuando hacías tu tarea 20 minutos antes de que cerrara la bandeja.) Sabemos que algún día ya no podremos hacer todo lo que queremos, entonces nos esforzamos para hacerlos en vida, porque en la muerte, ya no sabemos.
Tienes razón, la única realidad es que nadie sabe nada y lo unico asegurado en la vida es que en algun punto se nos va a acabar, por lo que personalmente yo asumo que existimos por simple casualidad y en vez de disfrutar lo que nos gusta vemos gente tirar su vida por tratar de encontrar un proposito cuando en realidad no hay uno, saludos wero, muy buena lectura.
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