Tiempo estimado de lectura: 5 minutos
La Unión México Revolucionario Acción Democrática Ciudadana de la Sociedad Solidaria presentan esta columna.
En estos tiempos de campañas electorales, me he inspirado para escribir acerca de la raza que se postula para los puestos políticos, justo cuando se avecina la elección más importante de México. (Siempre dicen que la siguiente elección es la más importante, ya ni pa' qué nos dicen.)
No crean que voy a sacar la foto de cuando equis candidato se andaba zumbando unos tamales allá en la Garza Nieto con el líder de los KS; o de la candidata que se subió al yate de El Sol de México y se dejó querer. Aquí nada de eso nos importa, pues toda la racita tiene tierra en sus macetas, solo nos queda apreciar el espectáculo de payasadas que se dicen entre ellas y decidir por la opción menos pior.
Pará, pará, flaco, decíme que no harás publicidad a nadie. Te lo pido por Dieguito.
Jamás. Ustedes voten por quien quieran: derecha, centro, izquierda; siempre nos joden, que creo que es lo importante aquí.
No sé realmente por qué se ha decidido que la sociedad le otorgue el atributo de deidad a toda la gente que actúa en la política. Ciertamente, esas personas aprueban leyes que, en el mejor de los casos, fomentan el desarrollo económico, social, educativo, comercial y privado del país; en el peor de los casos, como en mi México lindo y querido, se avientan un coyotito a media sesión y se gastan cerca de 24 millones de pesos en refrescos, café y galletas
Sin embargo, el posicionar a estas personas en la epítome de la cadena social ha provocado que muchas personas avienten la piedra (no esa, la otra) y castiguen al gremio político. Claro que es más fácil señalar a esa gente, pues tenemos la obligación de enterarnos qué hace esa bola de pelafustanes con nuestro dinero y cómo están usando su posición para mejorar nuestras vidas en este país, que es más vasto que las viñas del Señor.
En épocas antiguas, ciertas sociedades contemplaban que la persona que reinaba en su país/región/imperio era por designación divina. De acuerdo con esto, esas gobernantes no podían ser cuestionadas, todo lo que decían era cierto y sus órdenes se hacían sin el más mínimo titubeo ni objeción, pues arriesgarían su vida para un esfuerzo futil. Este paradigma de divinidad perfecta se prestaba para que aquellas gobernantes se deschavetaran y pudieran hacer lo que quisieran. Chulada.
Otras sociedades dijeron "ni maiz, paloma", como Grecia, cuna de la democracia. Este movimiento surgió precisamente para contrarrestar esa tiranía, dando voz a la raza que se sentaba donde quema mucho el sol. Este modelo de gobierno funcionó para ciertas sociedades, aunque no fue tan popular en el mundo occidental hasta los siglos XVII y XVIII en sociedades avanzadas. A América Latina tardó más en llegar. Ni hablemos de México, donde no existía hasta hace casi 30 años. (Tengo 26 y no concibo esa cifra. O bueno, ninguna de las dos.)
No obstante, a pesar de la transición de formas de gobierno designadas divinamente a aquellas escogidas mediante el poder del pueblo, se mantuvo esa visión de divinidad. Ahora se les mira (CC. Texas) a esa raza como si fueran famosas, salvadoras, carajo, Cristo resucitado. (Nunca he entendido por qué se toman fotos con esas personas, como para qué presumir eso.)
Sinceramente, entiendo esa esperanza, pues mucha gente que ha sido marginada por el sistema no puede hacer nada más que entregar su fe a esas personas que les regalaron promesas vacías. Y muchas veces no son esas políticas las culpables; sino que el mismo sistema elimina completamente cualquier probabilidad de cambio, mejora, o esperanza que se haya puesto en la candidata de su elección. Para distraernos de esto, basta con aventar un partido molero de fútbol (CC. Tuca) y adiós presión social. No exculpo a la gente por la que votamos, claro que participan, pero el sistema tiene una solidez totémica que ha logrado funcionar por milenios.
Por otra parte, si nos hemos acostumbrado a las decepciones políticas y gubernamentales, ¿por qué esa fe?, ¿por qué esa delegación de la propia vida en manos de gente que solo quiere galletas con nuestro dinero? Alguna vez hubo movimientos revolucionarios precisamente para terminar con este tipo de cosas. ¿Nos estamos dirigiendo lentamente a una nueva revolución? Claramente, la que se alzó en 1910 no sirvió para nada, hasta que llegaron Zapata y Villa a la silla de sillas y movieron cielo, mar y tierra para tirarlos de ahí; pero, ¿llegará el hartazgo a ser tal que levantaría al pueblo en armas? Ya hubo un alza, con eso de la 4T, sin embargo fue por un medio más pacífico. Veremos qué nos espera la 5T.
No tenemos manera de saber quién realmente propone el cambio, pues eso de dimes y diretes solo es para que contratemos a esas personas y ostenten el poder para el que se han postulado a dirigir. Lo que sí sabemos es que el cambio tarda, ya que no a muchas personas les gusta. Esperemos que el cambio de divinidad a humanidad les caiga pronto a esas ratitas... racita*.
Me despido con una frase que solo aquí pudo haberse dicho:
"—¿Qué hora es?
—La hora que usted diga, señor Presidente".
Nos leemos pronto.
Fuentes:
https://www.debate.com.mx/politica/Camara-de-Diputados-gastara-2-millones-de-pesos-en-galletas-y-cafe-20200128-0267.html
https://elpais.com/diario/2005/01/22/cultura/1106348409_850215.html#:~:text=dedicado%20a%20Grecia-,%22La%20democracia%20surgi%C3%B3%20en%20Grecia%20como%20un%20pacto%20entre,para%20echar%20a%20los%20tiranos%22
https://www.ucm.es/data/cont/docs/297-2013-07-29-2-96_vol1_JVO.pdf
https://farodemocratico.juridicas.unam.mx/la-democracia-en-mexico/
https://www.animalpolitico.com/2011/11/las-frases-de-politicos-que-mas-recordamos/
https://www.eluniversal.com.mx/nacion/politica/que-hora-es-la-que-usted-diga-senor-presidente
Comentarios
Publicar un comentario