Tiempo estimado de lectura: 7 minutos
Do, re, mi, fa, sol, la, NO.
Agrégale que tenías a tu lado una flauta (si eras cool tenías una Yamaha o una verde de acrílico), la cual nunca usabas o no te dejaban usar porque "hace mucho ruido"... en clase de música.
Mejor te ponían a cantar esa rolita de La maldita primavera, el himno Marista, alguna canción de alabanza, las mañanitas, algo así.
Sé que traigo mucho el tema de la educación.
Sí, Werito, ya córtale.
Lo sé, bandita. La realidad es que es un tema demasiado interesante e importante, especialmente porque todas las personas que tenemos la fortuna de recibir educación "formal" somos evaluadas de la misma manera en todas las disciplinas que, diiicen, son importantes para la vida. Claro que la mayoría de esas disciplinas giran alrededor de la ciencia y los números, datos de historia que consigues en Google, artículos de la ley que no se respetan, y demás payasadas que son completamente inútiles.
Por el contrario, la disciplina artística no es tomada en serio. Quizá porque no es un mercado tan grande como las demás industrias no artísticas, aunado a que vivir como artista tiene un cierto tinte de libertad y rebeldía que a los hombres blancos (gringos) dueños del mundo no les gustan.
Cuando "se enseña" el arte, se le aproxima como a una ciencia: en literatura te enseñan a identificar cómo el color de la persiana indica el ánimo de la autora; dicen que la poesía consta de endecasílabos, duodecasílabos, y más ridiculeces; de la pintura te enseñan a qué movimiento pertenece cualquier artista; de la escultura solo te dicen de "El David" que estaba en aquí en la Fuentes del Valle; podría seguirle, pero ya han de estar pensando que prosiga.
Empecemos por el principio, que dicta que el arte es subjetivo completamente, lo cual choca con el concepto del numerito que la escuela te está diciendo que le digas. Con base en esto, no se puede evaluar realmente la interpretación del arte. El ejemplo perfecto es la música reggaetón, con respecto a la cual existen muchas quejas por el lenguaje que utiliza, balanceado por una legión de fieles seguidores que defienden el género.
Considero que esta volatilidad (en cualquier tipo de arte), ha impulsado una "escuela" que dice cómo debes interpretar tal o cual obra. Esto creo que lo vemos más en literatura y en pinturas, donde alguien juega ese jueguito de "lo que quiso decir Matisse fue", o "Virginia claramente se refería a". ¿Sabemos a ciencia cierta lo que quisieron decir estas personas? Aunque lo supiéramos, tenemos la libertad de interpretar el arte como queramos; pero esta "escuela" que te dice cómo es el arte, genera un sentimiento de incapacidad, estupidez, vaguedad, cuando el punto no es saber, sino contemplar.
Tenemos esa costumbre de querer saber qué son las cosas porque tememos aquello que desconocemos y lo despreciamos, cuando es imposible saberlo todo. Claro que hay mucha gente que "entiende" lo que nadie entiende y lo grita a los cuatro vientos (@EsDeMamador), pero eso es producto del capitalismo.
En lugar de concentrarse en enseñarnos a catalogar el arte, creo que debe enfatizarse cómo cada artista se plasma a sí misma en sus obras. Esto es algo que a mí me resulta fascinante, y pondré de ejemplo la música: ¿qué sonidos puedo emitir para proyectar mi Ser?, ¿cómo puedo hacerle saber a la audiencia que en estos sonidos está mi esencia? Yendo a otras artes: ¿cómo una pintura en un techo revela a Miguel Ángel?; ¿cómo encontramos a Fernanda Melchor en sus obras? Todas las obras de cine, teatro, poesía, escultura, baile, etc., tienen en sí personas que nos comparten su esencia, algo que ellas perciben y de lo que nos quieren hablar.
Además de solo contemplarlo, creo que debe existir un acercamiento con los diferentes tipos de arte. Esto existe en ciertas escuelas, cuando te ponen a pintar o a esculpir con plastilina y figuras de papel, pero se cataloga como "actividades para que los niños desarrollen habilidades de destreza". ¿Qué tal una clase donde leamos? ¿Escribamos? ¿Actuemos? ¿Bailemos? Ya sé que todas esas son clases cocurriculares y que muchas veces se imparten en la tarde en la misma escuela. Pero, ¿por qué no enseñarlas en la clase de educación artística? Porque el arte rara vez deja dinero, creo yo, entonces mejor aprendemos cosas que sí dejen pa' las sodas.
Me resulta muy llamativo cómo muchas veces hablamos de cualquier cosa como un arte; esto es, hemos transportado el arte a otras áreas: la guerra, amar, cocinar, que te importe un carajo, finanzas, etc., que, hasta cierto punto, lo son.
Parece ser que el arte está en todas partes, porque, al final, ¿qué es el ser humano sin arte? Quizá aquello que la escuela nos enseña: un número.
Nos leemos pronto.
Comentarios
Publicar un comentario