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Realmente no sé qué tal vaya a quedar la columna de hoy, pero... ahorita nos arreglamos.
Siempre que comienzo a pensar en el tema siguiente para hablar, me pongo a pensar en cómo hablar de un tema tan serio en un blog con un nombre tan único. A veces pienso que debería es-cribir de cosas más suaves, con una vibra de esas que te encuentras en Tulum.
De hecho, estaba a punto de hacerlo, pero cuando venía para acá me paró un oficial de trán-sito que "porque venía muy rápido, joven, aquí en Morones Prieto vamos a 40; 60 si la necesidá lo requiere". Le expliqué al mojigato del oficial que se me había ocurrido un tema brillante para el Blogcito Sabrosito, el blog más jugoso de Colinas de San Jerónimo. Con una sacudida a su libreta me dejó en claro que la multa iba más rápido que el límite señalado. "No sea así, profe", le digo, "écheme la mano; somos cuates". Me dijo que me cayera con algo, "a'i pa' las sodas, joven, nomás lo que hay".
Ahhsecrean. Su amigo el weritho_sabrositho, como la mayoría de los políticos, es incorruptible. O bueno, supuestamente, eso dicen ser, porque bien sabemos que la realidad es otra, y fuentes de información que nieguen esta suposición sobran.
Lo curioso es que todos los políticos, de la mano de su partido, prometen acabar con esta en-fermedad sin que haya realmente resultados exitosos, pues poco a poco muchas personas se ven inmiscuidas en ella sin sufrir la más leve consecuencia por su iniciación en este estilo de vida tan bajo.
Claro que, cuando se les pregunta al respecto, rematan con una respuesta que, qué bárbaro, es tan convincente; simplemente no hay una mejor respuesta: "no sé de qué me hablan: soy inocente". De tanto escuchar ese argumento, empiezo a creer si de verdad la corrupción es una enfermedad o una característica intrínseca de la humanidá.
Es difícil mencionar certeramente el inicio de la corrupción, pues no existe un historial de to- dos los actos que pertenezcan a esta categoría, tanto por ser una actividad practicada en la secre-cía como por la escasez de información con respecto a la antigüedad humana. A pesar de esto, me atrevo a decir que la corrupción tiene su origen en las épocas cuando las personas vivían en tribus (hace 120,000-150,000 años). Imagino una situación en que alguien de una tribu soborna con comida, prendas, armas, mujeres. No tengo pruebas, pero tampoco dudas.
Algo que tampoco me causa mucha duda es el motivo de estas acciones, pues sabemos que el riesgo de que nos atrapen cometiendo estos actos es bajo, mientras que el beneficio es alto. Nadie (espero) co-mete un crimen pensando en que lo van a atrapar. Si pensamos de esta manera, elimi-namos cualquier argumento que justifique los actos de corrupción como "es que no tenemos dinero". ¿O a poco me van a decir que a Messi le falta lana y por eso no declara sus impuestos? ¿Y qué tal Petrobras? ¿Watergate? ¿Enron? Ya con saber que hasta el astro argentino también le brinca con el SAT (dice que no le entiende a la página), podemos sentir menos soledad en cuanto a ser un país corrupto.
A pesar de que bien conocemos las entrañas de nuestro México lindo y querido, es de resaltar que la corrupción no es una característica única de este país tercermundista. Existe un indicador de percepción de la corrupción en donde se evalúan a cerca de 180 países. Bien sabemos que en la cima están países como Dinamarca, Suiza, y Finlandia; mientras que en el fondo se ubican países como Venezuela, Somalia, y Siria. Sin embargo, lo importante no es notar la ubicación, sino que incluso en esos países se percibe corrupción. No sé a qué atribuirle la baja percepción: si a que los métodos que se usan allá son más fancies, o si la raza es más inocente que Rodrigo Medina de la Cruz. Sea el motivo que sea, este indicador se queda corto, pues solo mide la percepción de la corrupción en el sector público.
Considero que nos enfocamos mayoritariamente en la corrupción existente en los diferentes niveles del gobierno, debido a que usan nuestra lana en pura ma...fufada, como sus 2 meses de aguinaldo. No obstante, es importante estar concientes de que la corrupción no es exclusiva de nuestros servidores pú-blicos, sino que impera en muchas otras áreas, como la deportiva, artística, empresarial, educativa, sin-dical, etc. Quizá pensemos que, como no es nuestra lana, no importa, pero, ¡claro que importa! Su exis-tencia nos ayuda a pensar que no es el poder lo que provoca la corrupción, sino que vive dentro de no-sotros independientemente de dónde trabajemos.
Realmente, la corrupción existirá en todos lados porque casi siempre hay oportunidad de estar mejor sin que nadie se entere. Excepto ahora que les conté de mi amigote, qué digo amigote, mi hermano, chingá. El que conocí en Morones Prieto y se fue bien feliz por su coquita de vidrio, bien a toda madre. Chulada.
Dando vueltas a esta idea, ¿existirá alguna cura? No lo creo. Supongo que es una condición con la que tenemos que vivir. Algunas personas ya lo han aprendido, pues en sus respectivos países las cosas funcionan.
Hasta cierto punto, podría no importar que roben (como dijo el otro: "sí robé, pero robé poquito"), con que las cosas se realicen y no queden ahí como la línea 3 del metro.
Nos leemos pronto.
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