Acerca de la continamina-- contaminación

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Nunca, nunca. No sé qué IQ tengo, no me importa, y adiós. Soy una persona normal.




    Aunque esta Lady de verdad nos haya regalado uno de los mejores momentos en la historia del país, no es mi intención analizar lo que dijo. Sin embargo, la cito porque lo importante es el tema del que intenta hablar.

    Quizá, a pesar de haber escuchado numerosas veces este memorable discurso, pudimos haber dejado de lado el mensaje principal que quiso transmitir: la contaminación, de la cual hablaré (en parte) en esta columna. Léanla y no se lo van a... y no van a, van a ver que no se lo.. hmm.. que, que se van a divertir.




    En años recientes, hemos visto cómo la contaminación del aire en Monterrey es tema cotidiano. Quizá hayamos visto el paisaje alguna vez mientras manejábamos; o en algún suspiro aliviador de media tarde, al levantar la vista y contemplar el cielo, lo vemos más grisáceo que azulado. Una manera menos personal de atestiguar este cambio es por medio de imágenes, las cuales abundan en esta era de la información.

    Tras ver estas imágenes, la gente saca a su ecologista interior y ataca a las empresas que contaminan de noche, cuando naaaaaadie las ve (CC. Alejandro Sanz). Poco tiempo después, llega papá gobierno y dice: "la contaminación es porque hay muchos carros, bájenle; váyanse en metro, camión, taxi, etc.".

    Chingá chingá.

    También, podemos ver cómo rápidamente se planean o implementan programas de recaudación fiscal por el uso del carro, como el "Hoy no circula", los numerosos impuestos que tiene la gasolina, refrendo, y tenencia (a menos que traigas tus placas de Guerrero). Hace poco menos de 2 años hubo en San Pedro una iniciativa donde "decomisaban autos que contaminan visiblemente", que me parece ridícula, puesto que todos los autos contaminan (sea durante su uso o previo a él), aunque lo veas o no. La clave aquí es que se fueron contra las personas conductoras, y no contra las empresas, a las cuales solamente les dijeron "vamos a dialogar". Con base en esto, y viendo las estrategias mencionadas anteriormente, concluimos lo siguiente: a las empresas no se las joden, pero a la población sí.




    Sinceramente, estoy a favor de estas medidas de recaudación fiscal, puesto que son una herramienta para controlar la desigualdad social (con impuestos progresistas: la gente que más tiene es la que más paga). Asimismo, orillan a que la gente utilice el transporte público, algo que realmente reduce la carga vehicular y la contaminación ambiental. Los grandísimos problemas son 2: el dinero de los impuestos se lo roban y no se usan para beneficio ambiental y/o social; y el transporte público está de la chingada.
    De la lana que se clava el gobierno ya sabemos, pero para hacer un comparativo del transporte público les cuento lo siguiente:

    Durante el 2016 tuve la oportunidad de estudiar un semestre de mi carrera en Alemania, donde, además de mis clases de la carrera, tomé clases de alemán.
    En una clase, nos pidieron hacer un comparativo entre algo que vieras diferente en tu ciudad natal y algo en la ciudad que vivía (Tübingen). Nos dieron varias opciones, y yo escogí hablar del transporte público.
    "Algunas cosas muy diferentes del transporte público aquí," comencé, "son que hay una hoja con horarios pegadas en cada parada del camión, además de que te dicen el nombre de la parada y la ruta que toma. También, el camión tiene una rampa para las personas que están en silla de ruedas, quienes además tienen un área especial dentro del camión. Por último, me sorprende que hay una máquina para que tú pagues; yo podría no pagar si quiero, y eso es muy raro. ¿Por qué me darían la opción?".
    Nadie me creía que dijera estas cosas porque no entendían cómo funcionaba el transporte público de aquí. "Pero, ¿cómo no vas a saber a qué hora pasa? ¿Qué haces?," fácil me preguntaron como 4 veces, a las cuales respondí igual: "solo lo esperas en la parada para cuando llegue". Más preguntas. "¿Y cómo sabes hacia dónde vas?". Yo siempre le preguntaba a la gente que esperaba el camión, y en última instancia al chofer, no sé ustedes. "Si estás en silla de ruedas, ¿qué haces?". Dije que siempre tienen a algún familiar que les ayude, pero transportarse es un infierno si son de clase baja. "¿Por qué no pagarían?", porque nadie pagaría.
        
    ¿Una zona metropolitana con una población aproximada de 4 millones de personas tiene 2 líneas de metro, una red de camiones más improvisada que las escondidas, unos taxis a los que da miedo subirse, y una EcoVía que va de aquí pa'yá y de allá pa'cá, y todavía, TODAVÍA se atreven a decirte "usa el transporte público", mientras protegen a las empresas que siguen haciendo lo que quieren con el medio ambiente?




    Perdónanos, Lady Coral, somos tan poco.
    Bajo la realidad que nos ofrece el transporte público, podemos asegurar que, si alguien tiene los medios para tener su propio carro, sea cual sea el costo, los usará y se evitará una gran molestia. Por otro lado, la gente que no puede tener carro, al ver el altísimo costo, desechará la idea sin siquiera pensarla. Y la bandita que está en medio, pues bueno, gracias por su pronto pago.
    Nos leemos pronto.

P.D.: Me encantaría saber cuál ha sido tu experiencia con el transporte público. Mándame correo, DM, o comenta aquí en el blog acerca de ella.

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